Primero, vamos a definir qué es esto de un proyecto en pozo. Básicamente, se trata de comprar una propiedad cuando todavía está en planos o en las primeras etapas de construcción. Es decir, el edificio aún no está terminado y vos estás invirtiendo en la promesa de lo que será..
Una de las principales ventajas es que podés acceder a precios más bajos en comparación con una propiedad terminada. Al estar comprando en una etapa temprana del proyecto, los desarrolladores suelen ofrecer precios más competitivos para atraer inversores. Esto puede resultar en una diferencia significativa en el valor total de la inversión. Y en una Argentina donde la inflación no da tregua, aprovechar un precio inicial más bajo puede ser clave.
Otra ventaja es la posibilidad de financiar la compra en cuotas. Muchos desarrolladores ofrecen planes de pago que permiten ir abonando en cómodas cuotas durante el periodo de construcción. Esto hace que sea más accesible para quienes no tienen el capital completo para una compra al contado. En tiempos donde el acceso al crédito es complicado, esta opción puede ser muy conveniente.
Cuando comprás en pozo, a veces tenés la oportunidad de personalizar ciertos aspectos de la propiedad. Podés elegir terminaciones, materiales, y otros detalles que se adapten a tus gustos y necesidades, algo que no siempre es posible con propiedades ya terminadas. Imaginate poder elegir los pisos, las griferías, y hasta la distribución de los ambientes según tus preferencias
La combinación de comprar a un precio bajo, la posibilidad de personalización y la plusvalía, puede resultar en una mayor rentabilidad a largo plazo. Además, si decidís alquilar la propiedad una vez terminada, podés generar un ingreso mensual que te ayudará a recuperar tu inversión. En un contexto donde el dólar y la inflación nos tienen a las corridas, tener una fuente de ingreso estable y en pesos es un gran alivio.